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sábado, 31 de mayo de 2008

El Cofre


Érase una vez un anciano que había perdido a su amada esposa y vivía solo. Había trabajado duramente como sastre toda sui vida, pero, los infortunios lo dejaron en bancarrota y la poca jubilación que cobraba, no le alcanzaba para vivir dignamente, y por su ancianidad no podía trabajar... Sus manos temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, la visión era turbia y su andar dificultoso.
Tenía tres hijos varones que ya eran adultos, habían formado su familia y estaban ocupados con su propia vida y solo tenían tiempo para su padre cuando ellos querían.
El anciano estaba cada vez más débil y los hijos ya no le visitaban.
“No quieren estar más conmigo porque soy una carga”- se decía entre lágrimas
Paso toda la noche trazando un plan.
Al día siguiente se levantó temprano, y visitó a sus tres amigos.
Al carpintero, a quién le pidió que le fabricará un cofre, al cerrajero, a quién le pidió una cerradura vieja, y al vidriero para que el diera fragmentos de vidrios rotos que tuviera.
El anciano llevo todo a su casa, en el cofre colocó fragmentos de vidrios hasta el tope, cerro el cofre con llave, y lo pudo debajo de la mesa de la cocina.
Cuando los hijos le visitaron y cenaron con él, al estar en la mesa, tocaban con lo pies el cofre. Y preguntaron:” ¿Qué es esto?,
OH! Nada, solo cosas que he ahorrado, dijo el anciano padre.
Sus hijos lo patearon y vieron que era pesado.
Debe estar lleno de oro que papá ahorro a lo largo de su vida- dijo el hijo mayor.
Entonces se turnaron para cuidarlo., Cada semana lo cuidaba un hijo, y así se turnaban.
La primera semana, el hijo mayor llevo a su padre a su casa le cuido y le cocino.
La segunda semana el hijo del medio, hizo lo mismo.
La tercera semana el hijo menos, lo propio.
Al tiempo el padre enfermó y falleció.
Los hijos le hicieron undigno funeral, cuado termino la ceremonia buscaron por toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre, y por supuesto encontraron solo vidrios rotos.
Los hijos quedaron atónitos e indignados.
Pero el segundo hijo, reflexiono y dijo:”que podía hacer, seamos sinceros, de no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días.
Todos se sintieron apenados y humillados porsu propio accionar, por su abandono obligaron a su padre a rebajarse a un engaño. Y no observaron s el mandamiento que les enseño junto a mamá cuando eran niños.
El hijo mayor volcó el cofre, y los tres hijos se quedaron mirando fijos lo que había escrito en el fondo:
HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE.

MORALEJA
Que las herencias no sean más importantes que los valores morales.Es más valioso tener bien a nuestros mayores que lo que las cosas que ello

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